Llevo unos días algo aburrido. Ciertamente, ese "algunos días" con el que lo determino podría extenderse hasta no sé bien cuando: en realidad no recuerdo desde cuando estoy así. No me gustaría pensar que hace demasiado desde entonces, pero creo que los hechos lo corroboran. Evidentemente, no me gusta pensar, suponer, o incluso dar por hecho que llevo demasiado tiempo (más del que debería) aburrido.
Con esta sensación me refiero a, por ejemplo, no tener ganas de volver a Málaga porque tendré que estudiar duro de nuevo, pero tampoco de quedarme en La Línea porque, prácticamente, no tendría nada que hacer aquí. Es sólo un ejemplo, pero con él podéis haceros una idea.
Ayer hablándolo con un amigo me di cuenta de que mi aburrimiento quizás podría reducirse a algo en concreto, y no me gustaría pensarlo, pues entonces... Es todo más difícil. Suficiente tengo ya como para ahora preocuparme de eso también.
Sumido en mis circunstancias impuestas y en las que yo mismo me propongo sumirme, voy haciendo mis días, dando pasos, tropiezos, y levantándome siempre que puedo. Los días van cambiando, todo va cambiando, en contra de lo que pensaba Platón: claro que existe el movimiento y el cambio, de no existir, todo esto no tendría sentido. Parece algo subrealista pero lo cierto es que cuando algo cambia, cambia todo. Decía Kid Cudi eso de "When the days change, so does my attitude; when the days change, change my nightmares too" [Cuando los días cambian, lo hace mi actitud; cuando los días cambian, cambian mis pesadillas también] y tan verdad que es, ¿no os parece? El cambio se impone y me hace, entre otras cosas, escribir de otra manera. Incluso hace que mis amigos me noten distinto, raro, y es que no puedo ocultar todo lo que siento. Me abruma pensar que, si en Málaga el hecho de estudiar, los exámenes, y de que los pocos alicientes que tenía cada vez se ven más reducidos, en La Línea no es que varíe mucho la cosa, ¿qué he de hacer? Admiro a quienes no se encuentran en la disyuntiva en la que yo me encuentro.
Quiero que esto cambie, y rápido. Quiero hallar una solución, y encontrar un aliciente. Pero, como era de esperar, nunca llueve a gusto de todos. Escribiendo esto se me viene a la cabeza que ayer mismo, fruto de un comentario que hice vía Twitter acerca de la semana santa, se me contestó atribuyéndome cierta ignorancia al parecer. ¿Qué culpa tengo yo de ser quien soy, de pensar lo que pienso? Tengo mejores cosas en las que pensar como veréis, y no voy a molestarme siquiera. En cierto modo hasta entiendo la réplica, pues "critico" algo a lo que muchos alagan, por ello, estoy dispuesto a recibir sus críticas: que lo estén ellos también, y que aceptaran (o al menos, si no lo quieren aceptar, que respetaran lo que pienso) no creo que fuera demasiado pedir. Pero, en fin, no voy a quedarme en eso porque tengo mejores quehaceres que ese. Y más importantes y urgentes, a decir verdad.
No quisiera atribuir peso erróneamente a cosas que no lo merecen, por ello debería dejar de pensar en todo esto, en ese aburrimiento, olvidarme un poco del tema. Y lo digo de forma hipócrita, pues a decir verdad, la tarea del filósofo es el pensar en sí, y si encima es mi tarea resolver mi vida, ¿cómo no voy a pensar en una solución para ella?
http://www.youtube.com/watch?v=KqUWUJzdXAk
