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viernes, 19 de abril de 2013

La incapacidad de responder "qués"

Ahí fuera todos hablan de crisis, la padezcan o no. Aun no teniendo excesivos problemas a la hora de solventar los pagos cada mes, todos (y me incluyo) hablan y se preguntan acerca del mismo tema. Conocemos cifras, los cambios que realiza el gobierno, y demás cosas que hasta hace pocos años eran asunto de los economistas y personas dedicadas a ello, y no a los ciudadanos de a pie como tú y como yo. Eso fue así hasta entonces, hasta el momento en el que todo comenzó a cambiar.

Aun así, y sin perder de vista lo ya expuesto, me apuesto lo que queráis a que alguna vez habéis pensado preguntas de mayor alcance, tales como ¿qué hay tras la muerte?,por ejemplo; ya sea esto fruto de tu propio placer por la especulación y por preguntarte más allá de lo cotidiano o porque sencillamente el insomnio en una noche de verano lo propicia. Esto está ahí, esta pregunta (junto con muchas otras), dentro de cada uno. Marchándonos algo más lejos, puede ser que nos hayamos preguntado alguna vez acerca de ¿qué es la realidad?, ¿por qué existimos?, y una que a mi parecer estoy seguro que os lo habréis planteado alguna vez: ¿qué sentido tiene mi existencia, mi paso por esto a lo que llaman "mundo"?, ¿qué sentido tiene vivir? No creo que sea necesario estar al borde de la muerte para plantear dicha cuestión.

Lo cierto es que, a mi parecer, tales qués, no tienen respuesta. Al menos no la respuesta que se debe. Ya sabemos que la verdad es imperfecta, y como tal siempre cabe la posibilidad de que se vaya perfeccionando infinitamente hacia una verdad más elaborada y, en consecuencia, más cerca de lo que buscamos; pero, este perfeccionamiento tiende al infinito, no hay que perder de vista este aspecto, por lo tanto, siempre será imperfecta, por más que se perfeccione, ¿entiendes? Los qués ya planteados, si te fijas, son normalmente respondidos con una enumeración de características que se acercan a definir la cuestión, pero que no se sumergen en el meollo del asunto. Esto ya lo decía Sócrates en la obra de Platón "Menón". Lo explicaré con un ejemplo para que resulte más sencillo de entender: por más que le preguntamos a un amigo nuestro acerca de ¿qué es la amistad? nos responderá que, amistad es cuando una persona busca tu bienestar, es aquel que está ahí cuando lo necesitas, es tal o cual persona, es éste en concreto por un hecho en concreto, ... ¿Responde nuestra pregunta? No. Nos enumera ejemplos, características, pero no el qué que buscamos.

La razón por la que me aferro a la opinión de que tales qués de alcance no tienen respuesta es porque, sencillamente, si la tuvieran, y pudiéramos alcanzarla, el hombre habría descifrado hace ya bastante tiempo esa pregunta que resonaba en la conciencia de Kant: ¿Qué es el hombre? Con la respuesta a esta pregunta tendríamos la solución a todas las demás, a saber ¿qué hay tras la muerte?, ¿de dónde venimos?, ¿por qué existimos?, ¿qué hemos de hacer?, ¿qué sentido tiene todo esto?, ¿qué hice mal, qué hice bien, qué puedo hacer por remediarlo?, ... todas se resolverían siguiendo una especie de efecto dominó que acabaría rebasándolas, y completando nuestras expectativas.

Es tan idílico, ¿verdad? Aunque, ¿nos beneficiaría esto o en contraposición nos perjudicaría? Piensa que, a veces, lo que motiva que continuemos el día a día es básicamente el no saber qué nos deparará el mañana (por ello cuando seguimos una rutina un determinado tiempo llegamos a decir que nos aburre). Así, acabando con este misterio, resolviendo todos los problemas que durante siglos han estado vigentes y conociendo todas esas preguntas que hasta el momento no tenían respuesta, ¿ahora qué? Ya sabemos que hay tras la muerte, sabemos por qué morimos, sabemos de donde venimos, y sabemos en qué nos ocupa nuestra existencia. Nos toca por tanto esperar pacientemente a que llegue el momento de despedirnos, pues va a llegar quieras o no, eres consciente de ello desde antes de conocer todas las demás incógnitas descifradas...
En cierto modo el misterio que acontece dichas preguntas, y el hecho de que por más cerca que estemos de las respuestas, de antemano sepamos que no las vamos a hallar, da sentido a nuestros días. Es como el perro que busca morderse la cola y por más que lo intenta no la alcanza: el día que la alcance, pobre de él.


No sé tú, pero a mí me gusta que me sorprendan. Me gusta el no seguir un camino determinado por nada, el misterio de no saber qué va a pasar de aquí a unas horas, por ejemplo. Eso sí, no estaría de más tener la oportunidad de consultar un manual de soluciones de vez en cuando. 

martes, 16 de abril de 2013

"El precio que hemos de pagar"

A medida que crecemos hemos de tomar uno u otro camino. Esto no es una  tarea sencilla, puesto que en este camino se cruzan muchos aspectos, tanto directos como indirectos; personales o causales; los cuales podremos solventar o no... Pero, de entre las cosas que sí se nos permiten elegir, plantear y decidir, hay que intentar hacerlas lo mejor posible.

Claro que de poder hacerlo todos elegiríamos bien. Creo que es algo absurdo (y lo considerarás tú también) que recomiende yo tal cosa, pues soy el primero que comete errores y se equivoca con frecuencia. Eso sí, os garantizo que si algún día la encuentro, la escribiré. 
A muchos les falta tiempo para elegir y ni tan siquiera se detienen un segundo a pensárselo dos veces, sea lo que sea; mientras, otros se toman toda una vida para decidir. Mi postura es intermedia (al menos la que aconsejo, la que lleve a la práctica es otro asunto), es la de pausar por un momento el ritmo, meditarlo un instante, y elegir. Digo un instante y no más que eso porque pensar en exceso es perjudicial a veces. Hay que lanzarse de vez en cuando. Quizás si lo meditas más severamente cambias de opinión, y, ... Bueno, nunca sabrás si elegiste bien a fin de cuentas, pues de entre las posibilidades que se te ofrecen, el puente que tomes será el que se hará firme; el resto se desvanecerán (si es que alguna vez existieron). ¿Por qué digo esto?, sencillamente porque si no lo pisé siquiera no sé si estaba ahí realmente; es decir, aquellas veces en las que elijes algo y te sientes frustrado por no haber logrado lo que esperabas, por haber dejado atrás otra posibilidad aún mejor, es un tanto absurdo, en primer lugar porque como ya dije no has de arrepentirte de nada, porque en aquel momento era lo que querías, y en segundo, porque si tomaste eso como lo que iba a ser mejor, ¿qué te hace pensar que te has equivocado? ¿Tienes experiencia de aquella otra cosa como para contrastar y sacar una conclusión? Lo cierto es que no. De poco vale pensarlo. Siempre cabe la posibilidad de que no te hayas equivocado realmente, aunque por el momento no seas consciente de ello.

Conforme avanzamos y creamos esa especie de árbol que poco a poco se desliga de las raíces, va creciendo en consecuencia ese sentimiento que a veces nos hace retroceder mentalmente. Todo pasado fue mejor, aseguran algunos, tras un suspiro de resignación. No es esta la postura a adoptar, precisamente. 
El hecho de que en una situación determinada lo pienses no tiene porqué determinar nada. De hecho, el hombre es por naturaleza indeterminado, es el único ser que lo es: somos los únicos capaces de elegir, además de qué comer, de qué forma llevar nuestra vida. Somos lo que hacemos, tomando esto, en ti está ser un resignado, o algo más.
Por lo general en momentos como éste, en los que el hombre atisba una luz tras él, la cual le hace volver la cara tímidamente para ver si aún cabe la posibilidad de volver a ese pasado y abrazarlo, envidiamos a los animales por sus determinados presentes. Así me refiero yo al estado de los animales: ¿por qué comen?, ¿por qué comen eso y no otra cosa?, ¿por qué... ? Porque así les viene impuesto. No aprecian pasados ni futuros: meramente existen, en un eterno presente. No sienten cuando una persona se marcha diciendo adiós o hasta luego, ni aprecian la diferencia. Ni tampoco tienen que preocuparse por tal o cual cosa. ¿Merece la pena ser un animal? Viéndolo así claro que sí, pero quizás el que adoptes esta perspectiva se debe a que no atraviesas un buen momento. Cuando va todo bien, ¿te planteas ser un animal al que no le suceden tales cosas? A mi parecer no. Es, por tanto, el precio que hemos de pagar de vez en cuando. Cuando van las cosas como deben de ir nadie envidia al perro, así como tampoco se detiene a observar las causas que le llevaron al punto donde se sitúa.

Siempre cabe una excepción, por ello escribo.

viernes, 5 de abril de 2013

"La implantación de la reforma de Wert supondrá la muerte de la Filosofía en España"

Ayer asistí a una conferencia en el Aula María Zambrano de mi Facultad, la de Filosofía y Letras de la Universidad de Málaga. Una vez dentro, me cuestioné si había merecido o no la pena asistir a aquel acto, pues estaba perdiendo una hora de clase que me costaría recuperar luego en casa. Tan pronto como nos sentamos todos, y uno de los profesores se presentó, asegurando que trabaja en un instituto, y comenzó a hablar. En aquel instante, al ver la forma con la que nos miraba me di cuenta de que sí que había merecido la pena. Nos dirigió la palabra al público, y con tono serio nos dijo: la implantación de la reforma de Wert supondrá la muerte de la Filosofía en España".

Lo que expuso aquel profesor no fueron buenas noticias precisamente. Tanto en lo que incumbe a las asignaturas de filosofía como en lo demás, la reforma no me parece nada buena. Realmente me parece algo bastante fuera de lugar, pues, teniendo en cuenta el fracaso escolar que hoy día hay, en un sistema en el que todos los alumnos cursamos las mismas asignaturas en cuanto a dificultad se refiere (con excepciones como la popular diversificación, claro), el establecer una criba que te determine desde 2º de la ESO tomando una de las dos vertientes, el de los que quieren estudiar (el 2º de la ESO académico) o el de los que no (el aplicado), es un auténtico desastre. Y lo será. ¿Acaso un chaval de trece años (por llamarlo chaval, pues a mi parecer aún se es un niño a esa edad) tiene capacidad de elegir si quiere seguir estudiando y esforzarse o si no? Si esta decisión ya se disparaba negativamente hoy día, donde deben de tomarla en torno a los quince o dieciséis, ahora que lo pueden hacer antes, el fracaso escolar no oscilará en Andalucía el 35%, no... Ocilará el 50%: con trece años los niños quieren jugar, no estudiar, y si se les da la posibilidad de decidir, decidirán. Y el que estudie, que sepa que (si ya le pesaba enfrentarse a una selectividad) en breve tendrá que enfrentarse a dos: una a nivel de instituto y otra provincial.

¿Quién irá a la universidad?, porque sabed que los que cursen la ESO aplicada no podrán: sólo podrán acceder a la Formación Profesional. Y lo más importante y que me incumbe, ¿quién estudiará Filosofía?
Al igual que Ciudadanía ha sido eliminada de 3º de la ESO, Ética lo será de 4º. Sí, al parecer no conviene enseñar lo que está bien y lo que está mal, según los de arriba, ¿se deberá a algo? Confío en que sea mero azar, aunque mi forma de pensar me lo impide. En Bachillerato, de seguir adelante con la reforma e implantarla tal y como viene en el tercer borrador de la LOMCE, Filosofía en 1º de Bachillerato la cursarán aquellos que elijan la rama de Letras, quedando exentos los de Ciencias. En 2º ocupará el lugar de optativa, entre otras tantas, entre otras muchas que compiten con ésta, como psicología, diseño, etc. Y ahora os pregunto, teniendo en cuenta que la asignatura de Religión Católica contará para selectividad, para las becas, como si fuera una asignatura más, si os dan a elegir entre otras muchas optativas y esa, sabiendo de sobra que en esa sin estudiar sacarías un 9, ¿elegirías otra? Yo contesto: no. Y mucho menos elegirías Filosofía, para la que hay que, al menos, leerse los textos y entender al autor. Es más sencillo hacer un trabajo y que me pongan un sobresaliente. Aquí hago un inciso, y, ¡vaya!, ¿otra cuestión de mero azar que la religión este año, con el gobierno del PP, sí cuente académicamente? A mí no me lo parece, pero continuemos pensando que lo es.
Tomando por tanto que la Filosofía desaparece del Bachillerato a gran escala, y que Ética y Ciudadanía también de la ESO, ¿qué nos queda? Pues, al parecer, aquellos abanderados que aun ofertándosele un sobresaliente prefieren no contar con él, y matricularse en la asignatura "Valores Éticos". Es bastante triste que una disciplina tan importante como es la del pensamiento se vea adherida a una enseñanza, por llamarla de alguna forma, en la cual no te enseñan nada; y la cual tomarán el 90% de los alumnos por ser una nota regalada, que inflará sus calificaciones trimestrales.

Seamos realistas, sabiendo de más que constantemente están aumentando las horas lectivas de los profesores, y sabiendo que el de Francés también da Música (porque lo he vivido); si la asignatura Valores Éticos sólo la cursan 2 alumnos de cada clase, por poner un número, ¿de verdad pensáis que van a contratar a un profesor que ha estudiado Filosofía durante cuatro o cinco años para ejercer? Lo más probable es que esa hora la tomen como lo que ha sido de toda la vida: hora libre. Hora en la que el profesor de guardia no te enseñará quién era Kant, por qué murió Sócrates, o por qué a Nietzsche dejó de gustarle la tan magnífica obra de Wagner "Parsifal"; qué va: es hora de hacer la tarea que te han mandado para casa mientras un profesor de otra asignatura te supervisa para que no hagas gamberradas, o, con un poco de suerte, que te deje comerte el bocadillo antes del recreo. Antes yo la cursaba como Alternativa, hoy se bautiza (nunca mejor expresado) como Valores Éticos. Y, si nadie cursa Filosofía, Ética, y nada por el estilo que le haga conocedor de esta enseñanza, ¿quién lo estudiará en la universidad? Este profesor que nos dio la conferencia nos explicó muy ciertamente que de todo ir como sigue, poco a poco desaparecerán las Facultades de Filosofía, pues, además de que nadie la estudie ni la ejerza, será una completa desconocida.

Me flipa el nombre, ciertamente. Cuánta imaginación veo, después de todo. Se ve que además de congelar sueldos, arrebatar pagas extras, y ampliar el horario de los profesores; también se ocupan de,(como hizo Francisco Franco), dar lo más parecido a un lavado de cara al régimen.

En definitiva, aquello fue el acto, la "Jornada en defensa de la Filosofía". Mientras aquellos profesores ponían de su parte (uno explicó detalladamente toda la reforma apoyándose en diapositivas, otro leyó un discurso que previamente había escrito, otro cedía los turnos de palabra y realizaba alguna notación, y otro revelaba más detalles a saber y anotaba las propuestas que allí se daban) los allí presentes atendíamos y opinábamos  al respecto en voz alta. Pese a todo lo allí hablado, pocos acuerdos cerramos, y la afectada común, nuestra razón del porqué reunirnos en aquella sala, vemos como poco a poco va sumiéndose a la sombra de una asignatura impartida por personas afines a la iglesia. Me parece increíble, impensable, sorprendente. Jamás habría imaginado que se le otorgara más valor a la religión (o, mejor dicho, a una determinada religión: la católica) que a una asignatura que precisamente te hace libre-pensar. Te hace que tú mismo elijas qué quieres hacer, con qué medios, para qué, y, entre otras muchas decisiones, a quién debes creer. No. Hoy parece que propugna la creencia ciega, el dogmatismo, y disfrazar de asignatura regalada la religión cristiana, con la  finalidad de que así de adhiera más gente.

Wert, no estoy dispuesto a aceptarlo.