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jueves, 2 de junio de 2016

Hipias y Sócrates: lo bello es difícil.

Durante meses, en los ratos de esparcimiento y de lectura sosegada, prácticamente no he hecho otra cosa que no fuera leer sobre la disciplina que se ocupa de, entre otras cosas, el estudio de la belleza: la Estética. He leído intensamente sobre el tema de mi Trabajo Final de Grado, sobre la Estética en tanto que autopoiesis. A los filósofos (Descartes, Montaigne, Nietzsche, Kierkegaard, Schopenhauer, Ortega y Gasset) y a los artistas (Sophie Calle, Warhol, Duchamp), así como también algunas novelas de escritores notables (Oscar Wilde, Daniel Defoe, Paul Auster) los he leído y tratado en tanto que sujetos autopoiéticos, entendiendo en ellos ese hipotético personaje que invierte su ímpetu creativo en torno a la propia figura de sí, o lo que es lo mismo, haciéndose a ellos mismos en calidad de obra de arte.

Esto, como decía, me ha tenido ocupado meses, constatando la dificultad de la tarea. Comencé a documentarme sobre el tema en mayo del curso pasado, y, finalmente, hace unos días el círculo se cerraba: doy por zanjado (al menos por el momento) el tema. Pese a todo, no descarto continuarlo por razones requeridas por el tutor, o por renovadas ganas mías (nuevos hallazgos, nuevas maneras de entender este tema tan sospechoso como interesante).

Ahora, con nuevas ideas en mente, con nuevos proyectos pensados y tantos otros que aún están (valga la dichosa palabra) “haciéndose”, se me viene a la cabeza (no pregunten por qué, absténganse los filósofos) aquella conversación entre Sócrates e Hipias. Diálogo en el que el primero se sincera con el segundo y, sin más, le confiesa que a pesar de las acusaciones que soporta por el camino que ha elegido (dedicarse a una labor inútil, entre otros reproches), siente que le es provechoso sin lugar a dudas. Con un proverbio muy elegante (tremendamente estético) da cierre al coloquio: “lo bello es difícil”.

“Querido Hipias, tú eres bienaventurado porque sabes en qué un hombre debe ocuparse y porque lo practicas adecuadamente, según dices. De mí, según parece, se ha apoderado un extraño destino y voy errando siempre en continua incertidumbre y, cuando yo os muestro mi necesidad a vosotros, los sabios, apenas he terminado de hablar, me insultáis con vuestras palabras. Decís lo que tú dices ahora, que me ocupo en cosas inútiles, mínimas, y dignas de nada. […] Me sucede, como os digo, recibir a la vez vuestros insultos y reproches y los de él. Pero quizá es necesario soportar todo esto: no hay nada extraño en que esto pueda serme provechoso. Ciertamente, Hipias, me parece que me ha sido beneficiosa la conversación con uno y otro de vosotros. Creo que entiendo el sentido del proverbio que dice: Lo bello es difícil.”

-Platón (Hipias Mayor).