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martes, 28 de mayo de 2013

"Del mono al hombre, y del hombre al mono."

Un mono puede escribir. ¡Claro que puede!, ponle en su mano un lápiz y trata de indicarle que trace una línea y que haga tal o cual cosa. Acabará "escribiendo". Pero, eso no se asemeja ni mucho menos a lo que hacemos nosotros, o mejor dicho, a lo que es capaz de hacer el ser humano.

También se dice que los animales tienen lenguaje, como los humanos se atreven a comparar algunos. Esta comparación tendría sentido en un ámbito sin profundidad, en una conversación que no trasciende, o viniendo de una persona que no ha tenido la oportunidad de estudiar más allá de lo básico; pero lo cierto es que no es así. No por nada en especial, sino porque mientras que el animal emite una serie de sonidos que les han sido determinados por su especie, por su genética, el humano es capaz de aprender ingles, francés, español, italiano, húngaro, ... ¿Cuál es su lengua madre?, el animal tiene una prefijada, el ser humano no. Y no solo esto, sino que nosotros estamos capacitados de expresar mucho más allá que una mera advertencia ante un problema.

Al decir esto me viene a la cabeza los elogios que algunos me lanzan por hacer lo que hago, por escribir lo que escribo, expresando lo que expreso; como si fuera algo fuera de lo normal. ¿Lo es realmente?, qué va, todos podríamos hacerlo, claro que juego con ventaja: la televisión haciendo gala de lo absurdo que puede llegar a ser el hombre, las cosas que dice y de la forma tan mala que las dice, me hace quedar mejor. Yo solo soy uno más con sus circunstancias aferradas. La diferencia yace en que quizás yo sí sea capaz de expresar lo que siento, haciéndolo (a la par que lo escribo) más interesante. Yo no escribo, yo intento acariciar las palabras para darles forma. Así se atrapa al lector: metiéndolo en una especie de laberinto que, al ser placentero, no le apetece para nada salir. Como se suele decir "sarna con gusto no pica". Ésto hago yo, y ésto podría hacer el hombre en general si no anduviera perdido en programas televisivos que nos hacen generalizar la estupidez humana. Cada vez es más común los programas de debate en los que nada se debate, por paradójico que pueda parecer a simple vista. Todos son gritos, amenazas, gestos y malas formas. Y no es de extrañar ver a alguno de ellos el cual, a pesar de tener por delante un papel con información relevante al caso (relevante en ese ámbito, pues fuera de él a nadie le importa) es incapaz de expresar una idea, y no sale del "Ehm, bueno, ... Es que tú... Es algo así como, en plan, mmm..." y empiezan los gritos.

Al final va a resultar que la evolución es un círculo cerrado, pues a pesar de que el mono se convirtió en hombre en algún momento de la historia, éste volverá a convertirse en mono. Al menos esa apreciación extraigo cuando veo a esos hombres salir del gimnasio, sin gesticular palabra alguna, sin ser capaces de expresar ideas (y quizás: sin capacidad de pensar siquiera), solo emitiendo una serie de sonidos, y con una apariencia cada vez más semejante a la de un mono.

¿Será ese nuevo mono capaz de escribir?


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