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lunes, 20 de mayo de 2013

Mi interpretación del "Eterno Retorno"

El viernes fue aprobada finalmente la Ley Wert a la que tan poco respeto y palabras de cortesía guardo. Pues bien, esto me lleva a hacer uso de la lengua escrita, y a demostrar debidamente (una vez más, de tantas) para qué sirve la  filosofía. Esta vez voy a explicar mi interpretación propia sobre la idea del Eterno retorno del filósofo Nietzsche, que a mi parecer viene como anillo al dedo. Ya veréis el porqué.

Nietzsche, autor al que le guardo gran aprecio, expuso en su obra la idea del Eterno Retorno. Esta nos venía a decir que el tiempo no es lineal tal cual lo conocemos, el cual va pasando y quedando atrás, sino cíclico; es un ciclo que se repite. El tiempo es circular por tanto. El tiempo va fluyendo hasta que llega al final, en el que se colapsa sobre sí mismo y vuelve a empezar. Un circuito cerrado.
Claro que, esto implica que una, y otra, y otra vez, se de siempre lo mismo. Con los mismos fallos, los mismos errores, los mismos aciertos, las mismas alegrías, desengaños, tropiezos, éxitos, amores y desamores, ...

Esta es la idea, más o menos glosada, abreviada y explicada para que se entienda; del eterno retorno. Pues bien, ¿no es realmente lo que pasa hoy día, y lo que ha venido pasando desde siempre?
A muchos he oído decir que Nietzsche realmente entendía el mundo como tal, como un ciclo que se remonta a lo anterior una vez que se derrumba. Es decir: una vez mueres, vuelves a nacer, y vives tal y como lo hiciste. Yo pienso que no. Este filósofo era bastante inteligente como para caer (o no, quien sabe) en un tropiezo como ese. No tengo conciencia de lo que hay tras la muerte, pero estoy seguro de que él no quería dar esa visión. Esa interpretación es a mi parecer un completo equívoco. Un contra que tiene este autor es que el escribir en metáfora, aunque bello, a veces le juega malas pasadas, pues la gente ve en él lo que quiere, lee lo que quiere, y en consecuencia: interpreta lo quiere: no podía ser de otro modo. Pienso que en realidad quería dejar constancia de que el tiempo se repite, una y otra vez, pero no de forma física y real. Veámoslo con ejemplos.

Decía que me venía como anillo al dedo al principio del escrito por esto mismo: "la reforma de Wert ha sido aceptada", ¿cuándo?, viernes, día 17 de Mayo de 2013. Bastó un día (incluso menos) para que Rubalcaba saliera en el telediario asegurando que en cuanto releve el gobierno derrogará dicha ley. Por tanto, vemos como son cíclicos los hechos. ¿Se aprecia?

La gente guarda fe en que tras el PSOE gobernará el PP; y viceversa. A la época de calor, sol y playa, buen tiempo, verano; le sucede el frío, nubes grises y lluvia, mal tiempo, invierno. Al auge le sucede la crisis, y a ésta... Aún no lo sabemos.
Empezamos fuerte con algo, nos llevamos un chasco, y a pesar del golpe volvemos a tropezar con la misma piedra.
Estudio para un examen, lo apruebo, descanso, pero sé que en breve tendré que estudiar para otro, y que volveré a descansar, y... y... Todo se repite.
Confías en alguien y lo das todo por él, hasta que te traiciona. Juras que no volverás a caer en el mismo error y, en un margen de tiempo, teves desaviado de nuevo. Con la misma cara (exactamente la misma) que te quedaste la última vez. Y esta vez doblemente decepcionado. Quizás no seas consciente, pero yo te lo adelanto: y no será la última.
Muchos pretenden ser los que lo hagan mejor, y no se dan cuenta de que más tarde llegará otro que les supere. Por un pequeño margen de tiempo disfrutarán de la gloria, pero el tiempo no se detiene. Sigue y sigue. Y tomando sentido las palabras de Nietzsche: es cíclico. Así, Roma creció para más tarde caer. El imperio Napoleónico se hizo fuerte para más tarde caer estrepitosamente.
Tras la lluvia sale el sol, y el arcoiris. Pero todos sabemos que volverá a llover, al igual que esas aves que migran volverán cuando no haga tanto frío. Al igual que cuando vemos el atardecer no nos causa en nosotros ningún sentimiento, pues somos conscientes de que, cíclicamente, el sol volverá a salir mañana. Y así volverá a ser pasado. Y el otro. Día tras día todo igual. Rutinario. Circular y no lineal. Pues lineal es la concepción de los relojes, la del tiempo tomado como físico, pero, ¿qué hay de los hechos?, no dejan de ser tal y como decía Nietzsche, ¿o acaso aparcas el coche por última vez? Siempre sabes que volverás a arrancarlo cuando te bajas de él y cierras la puerta. Se repite.

¿Tiene o no sentido la idea de Nietzsche? Claro que la tiene, solo que hay que saber interpretar lo que pasa. Como en todo. ¿Trasciende hasta hoy?, ¿sirve? Claro que sirve. Te hace plantearte cómo estás viviendo tus días, si haces lo correcto, y en ocasiones esto genera la chispa que hace que cambies de parecer con respecto a algo que creías correcto y que no era. En general, te hace pensar. Basta con prestar un poco de atención. Claro que, entiendo que no sea del todo correcto promover el pensamiento: de hacerlo, ¿quién va a rellenar la casilla de la iglesia en su declaración de hacienda?, por ejemplo.

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