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viernes, 16 de agosto de 2013

"Gibraltar. Mi propia perspectiva y valoración del asunto, argumentada."


Llevo varios días observando cómo personas ajenas al problema opinan, informan, o van más allá: acusan; casi sin fundamento alguno, apoyándose en la voz de la calle, o lo que es peor: en lo que dicen los medios. Medios que ya han olvidado Galicia y el tan famoso tren que descarriló, o de José Bretón. Medios, que en vez de tomarse unos días en informarse y explicar razonablemente el asunto, prefieren acudir a la verja (que tan famosa es ya en España entera) para obtener testimonios en exclusiva de pescadores, llanitos y matuteros (personas que trafican con tabaco) los cuales tampoco saben con certeza qué es lo que defienden. Muchos, ni tan siquiera sabrán que en Gibraltar residen Hebreos, Musulmanes, Españoles, Americanos, Ingleses y llanitos. Muchos, ni por asomo se creerán que fue en éste lugar donde contrajo matrimonio John Lennon con Yoko Ono. Fruto de tanta controversia, manipulación, (y por qué no) tonterías y más tonterías que se dicen en la calle, me lanzo a escribir sobre el tema. Después de todo, a diferencia de muchos que también se lanzan a hacerlo, yo resido en la ciudad fronteriza con ésta colonia, y además de opinar, como digo en el título, argumento mi opinión, que tan necesario es a veces.




En este "conflicto", (por llamarlo de alguna forma), que no hace más que extenderse, son muchos los que acusan a Caruana, o al actual gobernador de Gibraltar, Picardo; hay también quien reconoce que David Cameron no tendría que entrar a formar parte del problema, ya que es algo que sucede entre "la colonia" y "La Línea". Gibraltar es un territorio de ultramar bajo soberanía de Reino Unido, y, por tanto, es obvio que Cameron tenga que tomar cartas en el asunto de hacerse necesario. La Línea por no poder no puede ni pagar a los que trabajan día a día en su ayuntamiento, ¿cómo va a hacer frente a un conflicto contra Reino Unido, que ha sido un país fuerte en todos sus aspectos durante toda la historia? España, La Línea, o como quieran llamarlo, lo más que hace es presentar absurdas opciones como la de cobrar un peaje por entrar a ese territorio, y yo me pregunto, ¿cómo van a cobrar a la gente por entrar en algo que no le pertenece, como es Gibraltar? ¿Me va a cobrar a mí mi vecino por entrar en mi casa que es mía? Esto que a simple vista parece descabellado y de locos, además de serlo, lo han propuesto nada menos que dos personas ya: Alejandro Sánchez García (anterior alcalde de La Línea), y ahora, por si fuera poco, García-Margallo (ministro español de exteriores) el cual además de presentarlo amenaza con imponer que esa tasa sean cincuenta euros para entrar, y otros cincuenta para salir. ¿Y quién padece las largas colas, las largas esperas como muestra de represalias al ver que nada pueden hacer porque no se pueden implantar dichas medidas propuestas? Los trabajadores.





Puestos a culpar a quién de qué, culpemos a Rajoy de ocultar lo que hace Bárcenas, o a los medios en sí por centrar su punto de mira en ésto y no en lo que de verdad tiene importancia: nuestros políticos nos roban, señores, ni más ni menos que las personas en las que delegamos el gobierno. Bueno, pues aún hay quien prefiere arremeter contra Gibraltar acusando de que "roba terreno al mar en aguas sobre que la que hay dudas respecto a quién pertenecen", y es que realmente parece que nadie recuerda que la orilla del mar antes llegaba al Club Náutico, y que, no sólo hemos comido terreno al mar nosotros, sino que hemos construido en ese terreno arrebatado al mar, también de dudosa propiedad legítima, una carretera de dos carriles para cada sentido, una acera con carril bici por cada lado, y un paseo marítimo. Todo sobre ese agua; en vez de arremeter contra el gobierno actual, recién desmanteladas varias operaciones ilegítimas y con valor lucrativo a costa del pueblo. La señora Infanta, Urdangarín, Bárcenas, el propio Rajoy, y a nivel local, Juárez, quien se marchó con los bolsillos bien llenos de este pueblo, de La Línea de la Concepción, ¿y os quedan ganas de quejaros de lo que hace o cómo lo hace Gibraltar? En la roca trabajan cada día 10.000 trabajadores, (razón por la cual se alza el monumento junto a la frontera) entre ellos mi padre, mi tío, y demás familiares míos y amigos. Yo mismo lo hago también en verano.


Y es que, en realidad, todo el mundo se beneficia de una forma u otra de ese territorio: más de siete millones de turistas vienen al año a visitar Gibraltar en cruceros gigantes, muchos de ellos comen en nuestra costa; los chavales compran el alcohol en Gibraltar porque es mucho más barato, y esta historia se repite periódicamente, cada viernes, cada sábado; cuando llega la navidad, a la hora de regalar colonias la gente acude a la roca; turistas del propio Estado Español pasan por La Línea para ir a ver a los monos, atracción turística de importancia también, y después, comen en el bar Salas (de La Línea); España, aunque se empeña en no reconocer como británico el aeropuerto de Gibraltar, permite que las excursiones que organizan los colegios para visitar Londres se hagan desde allí, tomando el avión en territorio llanito, beneficiándonos por tanto; al ser allí la gasolina más barata, la gente toma por costumbre llenar el tanque en la Roca, y así, es lógico que después se la acuse de tener el índice más alto de "emisiones de dióxido de carbono", cuando realmente la inmensa mayoría de la gasolina que vende se consume fuera de su territorio; suelen acusar a Gibraltar por esos barcos que realizan bunkering, sin saber esos acusadores que esa práctica se realiza igualmente (y a mayor escala) en la bahía de Algeciras, ¿conocéis las diferencias como para juzgar por qué si lo hacen los llanitos está mal?
Suele fastidiar a la política española el hecho de que Gibraltar esté exento de impuestos, pero, ¿qué hace España? Sube el I.V.A. cada vez que tiene oportunidad, o pone el impuesto sobre el tabaco en un cincuenta y siete por ciento (más de la mitad del precio de un paquete son impuestos para el Estado). ¿Qué hay de la oferta/demanda? ¿Quién visitará La Línea siendo ésta ya algo común, cuando no sea fronteriza con una colonia inglesa? ¿Qué hay de atractivo aquí? Me entristece plantearlo.


Lo cierto es que mientras nuestro gobierno no para de ofrecer cosas que no pueden llevarse a cabo y además alardear de ellas (como la del peaje en beneficio de los pescadores, o la de recuperar Gibraltar porque, según aseguran,  "le pertenece") van pasando los días, y todo sigue igual, ¿por qué? Porque la realidad es bien distinta a como la pintan en los medios, y voy a explicarlo.
A efectos televisivos el gobierno español no para de luchar por lo que, según afirman, es suyo. Los pescadores, igualmente, no paran de luchar porque de esas aguas dependen sus vidas. A efectos televisivos, como digo, pues de hecho Fabián Picardo hace poco retó a Rajoy a acudir a los foros internacionales con el fin de resolver el conflicto. ¿Qué hace nuestro presidente?, negar la oferta. No está luchando por recuperarlo por tanto, ¡no le conviene!: hace el amago, sonríe para los medios y lo reafirma, y una vez se le ofrece ir a juicio con el tema, rechaza, porque sabe que perderá. Lo sabe por lo siguiente.
Además de que nuestro presidente (como el anterior), no sabe hablar inglés, sabe de más que lo de Gibraltar está perdido antes de reclamarlo siquiera. Sabe, que en el tan famoso y tan en boca de todos (y tan desconocido por gran parte de ese todo) "Tratado de Utrech" aunque no viene reconocido que le pertenezcan aguas es lógico, pues en el siglo XVIII ese concepto de aguas territoriales no existía, y sabe, (o eso espero de la persona que dirige mi país) que desde el año en que yo nací (1994) entró en vigor la Constitución de los océanos, tratado aprobado y respaldado por la aprobación de la III Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar doce años antes (1982), por la cual cualquier territorio costero tiene proyección juridiccional sobre sus aguas adyacentes. De las hasta doce millas que se les ofrece a estos territorios costeros, Gibraltar sólo tomó tres, y aun así, sigue siendo tema de disputa. ¿Sabíais eso? Y estas palabras tomadas textualmente de un periódico digital las dirijo a los radicales que quieren forzar por todos los medios el cierre de Gibraltar, y añado bibliografía:




Con respecto al tema de los pescadores, ídem de lo mismo: será cierto que algunos aún pescan en esas aguas hoy día, a pesar de que la mayoría de la gente de ésta mi ciudad dice de esas aguas que están contaminadas (sin saber argumentar notablemente el porqué, como todo lo que suele decirse), pero lo propio es el contrabando. Y claro, si no permiten la pesca, ¿con qué excusa van a surcar esas aguas? Una imagen muy mediatizada es la de los pescadores quejándose del acoso llanito y de los bloques de hormigón cayendo en "los principales caladeros", es entonces cuando yo me ofrezco a mostrarles otra que quizá desconozcan:  






Gibraltar tiene todo lo que nosotros no tenemos, y lo sabe administrar bien bajo dominio inglés. ¿De qué nos serviría apropiarnos de todo, si vamos a hacer lo mismo que con el resto de España: dejarlo todo en estado crítico? No compensa ni tan siquiera plantear dicha opción.










domingo, 11 de agosto de 2013

"Nuestra condición nos hace creerlo"

Es usual topar con personas que piensan que tras la estancia aquí les espera otra mucho mejor, una vida que además de eterna es paradisíaca, lo mejor de lo mejor, en el que verán satisfechos todas sus aspiraciones ya conseguidas anteriormente así como las que les quedaban por lograr, y todo ello, reunido con las personas que antes que ellos llegaron a ese lugar del que hablamos. El hombre siempre tiende hacia delante: sueña porque pensar le viene corto; espera del siguiente día que sea mejor que el de hoy; la mejor novela está por escribir como decía un profesor mío. Siempre cabe la superación, y qué gusto da conseguirlo.


Seguimos esa dinámica casi por constitución. Todo aquel que hoy es un deportista de élite desde pequeño lleva puliendo sus dotes, igual pasa con la música. Mark Knopfler toca de la forma que toca a pesar de los años que tiene sobre su espalda porque no es cosa de dos días lo suyo: es esfuerzo, mucha constancia, y un eterno: "esto lo puedo hacer mejor, seguro". Podría enumerar miles de ejemplos, pero creo que la idea se torna sencilla. Es más, miramos con mala cara a quien se rinde, a quien tira la toalla, e incluso muchos llegan a pensar que ese sujeto tiene un problema por su actitud ante la circunstancia, ¿verdad? Teniendo en cuenta ésta forma de ver la vida es lógico que personas que aunque no crean en un dios, ni escriban su nombre en mayúsculas, crean que después de la vida hay algo.

No se puede aceptar el fin, y es algo que se nos inculca desde pequeños. Siempre hay que apuntar al diez, para cuando nos quedemos en el siete pensar "bueno, pues la próxima irá mejor". Así, ¿cómo va a aceptar alguien que su vida se acaba y que todo cuanto ha hecho se pierde? Es difícil de afrontar, y como siempre, entra en juego de alguna forma la navaja de Ockham, que dice así: "en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la correcta". Si llevas toda la vida aspirando a más, subiendo peldaños de una escalera, no puede detenerse ahora todo. Es lógico que se piense: si siempre aspira uno a más, ¡esto tiene que ser ínfimo comparado con lo que me espera!

Muchos aseveran sobre la idea de que tras la vida tiene que haber algo seguro, y no se plantean esa explicación que doy, ese haber algo que nace precisamente de nuestra condición ascendente. Es nuestra forma de entender la vida, digamos, lo que nos hace plantear esa hipótesis que aunque no se sostenga por sí misma, nos empeñamos en sostener firmemente. ¿Por qué precisamente eso que hay después de ésto es la crême de la crême y es considerado un paraíso eterno? Para que no se viva atormentado con la idea de que el tiempo se acaba y no hay más, o de que no volveremos a ver a X persona. Es un pilar para muchos necesario, sin el cual no podrían hacer frente a lo que hay. ¿Qué sentido tiene todo ésto si tras la vida no hay nada? se preguntarán muchos, y realmente, es una buena pregunta.


¿Que qué hay tras la muerte? Lo mismo que antes del nacer. Esa es la solución que aporto. ¿O acaso antes de nacer oías a otros hablar de ese paraíso del que nadie ha vuelto para darnos certeza de su existencia? Visto así, muy bueno debe de ser ese más allá, ya que nadie se presta a volver para hablarnos de su experiencia. Claro que, es complicado imaginarlo, (al igual que imaginar el vacío, por ejemplo) y como pasa siempre, tenemos miedo a lo desconocido e intentamos explicarlo de forma que ese miedo desaparezca. O al menos, que nos deje disfrutar de lo único que tenemos garantía de que existe.







domingo, 4 de agosto de 2013

"¿A dónde estamos dispuestos a llegar?"

Decía Descartes de forma muy acertada que "es prudente no fiarse por entero de quienes nos han engañado una vez", y es así, ¿o acaso alguien confía en la política? Otra cosa es (como muchos pensarán al leer esto, cosa equívoca) que es un caso similar al de "me ha demostrado no ser como yo creía que era, así, le doy la espalda". No, yo me refiero al engaño, al no ser lo que la apariencia deja ver, y no sólo sino, sino atreverse a ir más allá y buscar la traición, etcétera. Es pensando estas cosas cuando me cercioro del respaldo que tengo últimamente.

Siempre he pensado que no hay que tomárselo todo tan en serio. Una frase resume bien esta idea, y es la de "no te tomes demasiado en serio la vida, total, no saldrás vivo de ella". Suele decirse también que quien espera lo mucho, espera lo poco, pero parece que cada vez se pierde más esta apreciación. La gente cada vez espera más de los demás, y cuando no lo dan, se les tacha. ¿Acaso no esperábamos todos que en la comparecencia Rajoy dimitiera? No cabe explicación alguna. Queremos que se vaya.
Últimamente estoy observando que cuanto menos espero, más obtengo. Siempre lo he observado en realidad, y ya hablé de eso en otra entrada, pero el caso es que sigue patente. Y, lo que más me gusta de todo esto, es que además ciertas personas se molestan (a veces en exceso a mi parecer) mostrándome su amistad. ¿A quién no le gusta que le tengan en cuenta? Es algo que siempre nos llena. El ser humano es social por naturaleza, y como tal, necesita de otro que le resalte sus logros, o qué se yo, que le diga sus fallos, aunque esto genere debate. Un debate también necesario, por supuesto (¿qué sería de la vida sin las discusiones?). Todo esto, al igual que otras tantas cosas por el estilo, son inestimables. Carecen de valor económico porque de ponerle un precio, faltaría dinero, cifras, o vete tú a saber. Es algo que no puede comprarse, y eso a muchos les repatea.

Cuando veo que Adri se empeña en llevarme a casa en coche cuando ya ha oscurecido una vez terminamos de entrenar al baloncesto, o cuando Félix se ofrece a llevarnos a mí y a Ismael a Algeciras en busca de camisetas para jugar el torneo, o cuando Ethan deja a un lado sus cosas y sale con nosotros casi sin avisar y de paso nos da recuerdos de parte de Nacho que sigue en Miami, o cuando Molina me pregunta cómo ha ido el concierto de Mark Knopfler y al verme por la calle me abraza, o cuando Jesús desde Madrid nos envía su apoyo para el torneo del sábado aun sabiendo que poco podemos hacer; siento que hago lo correcto. Siento que algo hay que hago bastante bien con ellos para que se sientan congraciados y sean así en consecuencia. Eso, como decía, no puede comprarse. Así, a mi parecer, no hay que tomarse tan en serio tal o cual cosa, pues, por ejemplo, en Junio casi no supe nada de ellos, y no por eso se me tiene menos en cuenta. ¿De qué serviría? Hay que dejar que las cosas fluyan más bien, y no intentar hacerlas fluir a la fuerza, pues haciéndolo sólo podemos conseguir derramar el agua.

Claro que, como en todo, hay quien discrepa. Cada uno hace lo que cree correcto, o al menos, así debería ser en el mejor de los casos. La pregunta es ¿a dónde estamos dispuestos a llegar? y partiendo de este punto, se construye el resto. Añadiré algo: quien no arriesga, no gana.