Imagen blog.

Imagen blog.

sábado, 15 de junio de 2013

"Nadie se ha salvado jamás corriendo en círculos".

¿Qué espera encontrar aquel no ve más allá de sus pies? Es difícil no tropezarse de ese modo. Cierto es que estás más cerca de ver qué acontecería si te cayeras al suelo, a ese suelo que bien observas por tal o cual razón. Aunque cierto es también que, casi inconscientemente, no eres capaz de pensar en otra cosa. Decía de forma muy acertada Jean-Paul Sartre aquello de "El hombre no es otra cosa que lo que él mismo hace de sí". Por tanto, yo añado, no quieras hacer eso de ti.

Se te olvida todo cuanto hay por hacer, y sólo porque en su momento no hiciste una cosa. Eres capaz de culparte de aquello mil y una veces, y no de ver que nuevos hechos acontecen, nuevas puertas se abren, y nuevas llaves te entregan. Te sientes rechazado, y todo porque una persona te hizo sentir de tal forma, olvidándote de que existen muchas más personas y muchas más circunstancias que, de tú estar dispuesto, estarían dispuestas a darse. Aseguras no querer seguir viviendo, cuando realmente hacía demasiado que así lo decidiste: vivir no es sinónimo de existir. La campana del recreo no suena, o quizá sea que aunque la oyes, no quieres escucharla. No conoces el futuro, conoces aquel pasado; y, del mismo modo, no conoces la felicidad: conoces aquella alegría y ésta tristeza que atormenta cada instante. Te sientes cómodo aunque ahogado, atrapado en una eterna negación al hoy, y una íntima observación y análisis del eterno ayer. No ves los días, vives las noches.

No puede uno ir a ningún lado si no se lo propone. Hay dos formas de salir al mundo, y si te decantaste por olvidar los áticos, el cielo, los pájaros, las nubes, has adoptado la visión pesimista. Precisamente, Viktor Frankl  escribió su libro y atestiguó tan macabros hechos porque supo conservar el tipo. Supo no caer en una visión pesimista en la que todo día sabe a menos que el anterior, en una sucesiva cadena en la que por nada del mundo las ganas de salir adelante afloran, y en la que uno se sitúa en la sombra, cual insecto aterrado ante las grandes manos de un niño pequeño y curioso. Nadie se ha salvado jamás corriendo en círculos: no esperes hacerlo tú.


Te parecerá que se trata de un mundo loco, puesto que a pesar de conservar tu visión pesimista, guardas algún matiz de felicidad. O al menos, tu sonrisa contradice a tus lágrimas.





"And I find it kind of funny, 
I find it kind of sad;

The dreams in which I'm dying
are the best I've ever had;

I find it hard to tell you, 
I find it hard to take;

When people run in circles its a very, 
very,
Mad world"
(...)






No hay comentarios:

Publicar un comentario